Madame CJ Walker: la primera mujer millonaria de Estados Unidos

Huérfana, heredera de esclavos y emprendedora: la historia de Madame CJ Walker es un ejemplo de como la determinación y la resiliencia pueden romper barreras y desairar cualquier obstáculo.

En este artículo te contaremos en detalle la historia empresarial de la primera mujer millonaria de Estados Unidos. 

Madame CJ Walker: un camino lleno de espinas

Las primeras dos décadas de Sarah Breedlove, su nombre real, fueron realmente muy turbulentas. Huérfana a los siete años, casada a los 14, madre a los 17 y viuda a los 18; la vida no se la puso nada fácil a esta mujer descendiente de esclavos.

Tras pasar varios años en Madison Parish, la muerte de su madre la llevó a Mississippi, donde vivió unos años con su hermana mayor y trabajo de empleada doméstica. En 1888, con 20 años y con una pequeña niña a su cargo, se mudó a St. Louis, Misuri, donde tres de sus hermanos trabajaban como barberos. Este fue su primer contacto con la cosmética capilar, un rubro que la acompañaría el resto de su vida. 

A pesar de ser muy joven, Sarah empezó a perder el cabello de forma muy rápida. En aquel entonces, era algo bastante habitual entre los afroamericanos, debido sobre todo a la mala alimentación y al uso de productos de higiene dañinos para la salud. Bañarse con agua y jabón era un lujo en esa época. 

Desesperada por su imagen estética, Sarah comenzó a buscar soluciones. Empezó a probar con diferentes mezclas de productos e ingredientes en sus ratos libres luego del trabajo, hasta que dio con un ungüento que parecía limpiar y revitalizar el pelo. Rápidamente, la voz se corrió entre todos los vecinos. No se trataba de una fórmula mágica, pero sí tenía grandes beneficios.

En 1903 empezó a trabajar de comercial para Annie Pope-Turbó, una empresaria de St. Louis que se había hecho conocida por sus lociones y jabones. Esta experiencia sería la escuela que le daría todos los conocimientos para animarse a lanzar su propio negocio en los años siguientes. 

Un laboratorio y mucha publicidad

Tras dos años viniendo puerta a puerta mientras seguía desarrollando sus propios productos, Sarah se mudó a Denver. Para ese entonces, todavía seguía trabajando para su jefa, pero la relación pronto se rompería: Annie Pope-Turnbo la acusó de robar su fórmula secreta, aunque Sarah insistía en que sus ungüentos no tenían nada de especial. 

Esta situación la llevó a crear su propia marca y dio origen a su tan conocido nombre: Madam C. J. Walker.

Para el año 1910, había establecido su propio imperio empresarial en Indianápolis. No solo poseía una floreciente fábrica, sino también un laboratorio de investigación y una prestigiosa escuela de belleza. Su rápido éxito radicó no solo en vender sus productos, sino en los consejos de belleza que brindaba y en las rutinas de higiene que recomendaba: daba valor agregado a cada uno de sus productos. Todo esto fue impulsado por su gran conocimiento sobre las necesidades del mercado afroamericano, un nicho de consumidores que estaba surgiendo poco a poco tras el fin del esclavismo y que nadie estaba teniendo en cuenta.

En un tiempo en que los trabajadores blancos no calificados ganaban alrededor de 11 dólares a la semana, los comerciales de Walker se llevaban entre 5 a 15 dólares por día. Esta mujer fue una pionera en crear un sistema de marketing multinivel perfeccionado para el mercado negro. 

Millonaria, feminista y con un imperio que no paraba de crecer

Los productos de Walker pronto conquistaron este nuevo mercado. Sus vendedores estaban en todas las esquinas del país, incluso llegó a expandirse a Costa Rica, Cuba, Haití, Jamaica y Panamá.

En un asombroso lapso de tiempo de poco más de una década, Sarah logró acumular una fortuna cercana al millón de dólares. Su éxito empresarial le permitió adquirir diversas propiedades inmobiliarias y vehículos, consolidando su posición como una de las mujeres más prósperas de su tiempo.

Tras 15 años en lo más alto, murió en el año 1919 por culpa de la hipertensión y la nefritis. Dejó tras de sí un imperio y una hija libre e independiente que seguiría sus pasos.

Conclusiones

Madame C.J. Walker fue una mujer fuerte y estaba convencida de que iba por el buen camino. Su origen y trayectoria inspiraron a muchos hombres y mujeres y, por sobre todo, fue la encargada de ponerle voz al incipiente movimiento feminista que estaba surgiendo en el seno del movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos. 

Su legado ha llegado hasta la actualidad. En el año 2016, Sundial Brans lanzó una línea de cosméticos inspirada en su imagen. 

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