El dinero es todavía un tema tabú para el género femenino. La participación de la mujer en el mercado financiero es inferior a la de los varones, ellas componen solo el 22% de la cartera de préstamos y representan solo un 33% de los depósitos bancarios.
En este artículo, desarrollaremos cómo las mujeres están rompiendo barreras en el mundo financiero.
La participación de la mujer y su relación con el dinero
El potencial de crecimiento del mercado de productos y servicios financieros para las mujeres supera incluso al crecimiento de China e India combinados, según la organización internacional Financial Alliance for Women. Sin embargo, la industria financiera apenas comienza a desarrollar una oferta especialmente diseñada para ellas.
La realidad nos muestra que las mujeres se encuentran más desatendidas que los hombres en lo que respecta a servicios financieros. Tienen un 15% menos de probabilidades de tener una cuenta bancaria y un 20% menos de posibilidades de acceder a créditos formales. Además, el 68% de las Pymes lideradas por mujeres tienen necesidades financieras insatisfechas.
Por otro lado, las mujeres tienen un 16% más de probabilidades de ahorrar para gastos futuros que los hombres. Esto se debe al hecho de que cuando toman préstamos, el género femenino tiene un mayor comportamiento crediticio que el masculino, con solo un 3.7% de morosidad en las Pymes lideradas por mujeres, en comparación con el 7.7% en las Pymes gestionadas por hombres.
En otros segmentos minoristas, de altos patrimonios, microempresas y corporaciones, las mujeres también están ganando participación. Según Deloitte, el 80% de las decisiones de compra son tomadas por mujeres, y la participación de ellas en la economía está en rápido crecimiento. Actualmente, el 34% de las empresas a nivel mundial son propiedad de mujeres, y la tasa de emprendimientos bajo el liderazgo femenino ha aumentado en un 10% en los últimos dos años.
A pesar de estos datos, según el Boston Consulting Group, el 73% de las mujeres están insatisfechas con sus proveedores financieros, y el 71% lo están respecto a sus servicios de inversión, seguros y tarjetas de crédito. Además, aún están subrepresentadas en el sector, ocupando solo el 22% de la cartera de préstamos y el 33% de los depósitos.
Reconociendo la brecha y trazando un camino hacia la equidad económica y financiera
Existe una notable disonancia entre un mercado emergente como el de las mujeres en la economía y los servicios financieros actuales. Aunque muchas empresas reconocen la importancia de este mercado en crecimiento, solo algunas están orientadas a proporcionar productos y servicios diseñados específicamente para las necesidades del género femenino.
¿Qué podemos hacer?
- Reconocer a las mujeres como un segmento dentro de los consumidores financieros, recopilando datos desagregados para comprender y atender mejor sus necesidades y comportamiento durante su desarrollo económico, personal y profesional.
- Establecer estrategias que respalden la autonomía económica de las mujeres. Esto puede incluir capacitaciones especializadas, publicaciones, plataformas y otros medios dirigidos tanto a las clientas como a la comunidad en general.
- Diseñar y ofrecer productos y servicios que tengan en cuenta el crecimiento económico de las mujeres y los distintos momentos que impactan en su economía, como el matrimonio, el nacimiento, los hijos, los posibles divorcios, el inicio de negocios propios, la viudez, el cuidado de adultos mayores, etc.
Conclusiones
Las estrategias para atender la participación de las mujeres deben ir acompañadas de políticas internas de diversidad e inclusión. No basta con mostrar interés por la equidad de género, es necesario practicarlo con acciones concretas dentro del propio mundo financiero.
Las mujeres también debemos hacer nuestra parte. Tenemos que trabajar en nuestros propios estereotipos, asumir las responsabilidades que nos corresponden como mujeres adultas, tomando el control de nuestra propia economía, trabajando en nuestra autoestima y animándonos cada vez más a salir de nuestra zona de confort. Además, podemos desarrollar nuestra educación financiera, la cual está disponible a través de diversas fuentes y de manera gratuita, como las redes sociales.