Silvina Moschini llevó su proyecto empresarial a un gran negocio internacional, valuado en más de USD 1.000 millones. Hasta el momento lleva una ardua experiencia en el sector de la tecnología y el marketing.
Silvina Moschini se convirtió en la primera mujer latinoamericana en crear un unicornio
Se trata de una mujer argentina que decidió cumplir sus sueños a finales de 1990, cuando decidió mudarse a Estados Unidos para emprender sus propios proyectos empresariales.
Tras 20 años de arduo trabajo, Moschini se convirtió en la primera mujer de Latinoamérica en convertir una empresa en un millonario “unicornio”.
La empresa de trabajo remoto Transparent Business, de la cual fue cofundadora, superó una valoración de USD 1.000 millones. Esto marcó un hito histórico dentro de las startups privadas que están valoradas por encima de dicha cifra.
Quién es la argentina Silvina Moschini
Además de estar al frente de Transparent Business, la empresaria también es la fundadora y directora ejecutiva de la plataforma SheWorks!, la cual conecta a las mujeres con distintas oportunidades de trabajo remoto.
Asimismo, se destaca en el programa televisivo Unicorn Hunters junto a grandes empresarios como Steve Wozniak, el cofundador de Apple.
Del corporativismo al emprendedurismo: la historia de Silvina Moschini
La mujer de 51 años, quien tuvo su formación académica en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), logró su éxito tras emigrar a Nueva York.
En sus comienzos, Silvina se cuestionó la posibilidad de iniciarse como emprendedora o continuar con la rutina típica de trabajador empresarial. Entre idas y vueltas, su vida cambió para siempre. Dejó atrás la tranquilidad financiera para encontrar su verdadero propósito: crecer y dejar una huella en el mundo de las empresas.
Al llegar a suelo estadounidense en 2003, fundó su primera empresa Intuic, la cual se dedicaba a las comunicaciones digitales y al marketing corporativo. Su desarrollo, según ella, se debió a la resiliencia y a su capacidad de escuchar las necesidades del mercado.
En tanto, tuvo que enfrentarse con distintos obstáculos. Entre ellos, la discriminación y la desconfianza por ser mujer.
El sustento económico fue uno de los mayores problemas que tuvo que afrontar, ya que hace unos años estaba mal visto que el hombre no sea el único en tener cargos de liderazgo.
Tiempo más tarde, en 2008, fundó junto a su marido la empresa Transparent Business, que impuso el home office doce años antes de que la pandemia del Covid-19 determinara la virtualidad.
En este caso, el limitante fueron los fondos para expandirse. Sin embargo, no se quedó de brazos cruzados y apostó al sistema de equity crowdfunding, la fórmula de financiación colectiva a través de Internet en la que un grupo de inversores participa de la ampliación de capital, a cambio de acciones.
Gracias a ello, su compañía se categorizó como “unicornio” y logró conquistar diversas fronteras. Poco a poco comenzó a cotizar en la Bolsa y los inversores apostaron a ellos.