Desafiando barreras: la importancia de las mujeres en los puestos directivos

Estamos viviendo un cambio de paradigma a nivel mundial. En la actualidad, cada vez es más normal ver mujeres en puestos directivos que han logrado un nivel de educación y participación laboral sin precedentes. Sin embargo, su presencia en cargos de dirección empresarial sigue siendo inferior a la de los hombres. 

En este artículo desarrollaremos la importancia de las mujeres en los puestos directivos y analizaremos porque alcanzar un equilibrio de género en todos los niveles de las organizaciones puede ser beneficioso tanto para las empresas como para la economía general. 

La realidad de las mujeres en cargos de liderazgo empresarial

A nivel global, alrededor del 50% de las mujeres en edades de trabajar forman parte de la fuerza laboral, en comparación con el 75% de los hombres. No obstante, estas cifras por sí solas no reflejan la realidad completa de la situación. 

Si bien desde el año 1991 las mujeres vienen incorporándose a cargos directivos a un ritmo más rápido que los hombres, especialmente en los países más desarrollados, un informe elaborado por la Organización Internacional del Trabajo sostiene que aún queda mucho trabajo por hacer para alcanzar la igualdad de género en estos sectores.

El estudio de la OIT menciona que es necesario lograr un equilibrio similar en los niveles más altos de las empresas, tanto en puestos ejecutivos como en los consejos de administración. Además, a medida que las empresas son más grandes y los equipos más multidisciplinarios, las probabilidades de que las mujeres accedan a cargos jerárquicos disminuyen. 

Más allá del techo de cristal

El fenómeno de segregación ocupacional conocido como “techo de cristal” implica que las mujeres en puestos directivos se ven más inclinadas hacia funciones de apoyo administrativo, como recursos humanos, finanzas y administración. En estos roles, tienen un poder de decisión limitado y un escaso margen para realizar aportaciones constructivas; lo que trae como consecuencia escasas posibilidades de ascender en la empresa. En cambio, los directivos del sexo masculino predominan en las áreas de investigación y desarrollo, pérdidas, ganancias y operaciones. Estos ámbitos son considerados más estratégicos y, por lo general, conducen a cargos de niveles más altos. 

En este sentido, el informe sostiene que, si bien aproximadamente el 75% de las empresas en todo el mundo implementan políticas de igualdad de oportunidades, diversidad e inclusión; la sola ejecución de estas medidas no es suficiente para abordar el desequilibrio de género que existe en los niveles superiores de las empresas. Esto se debe a que el “techo de cristal”no es el único obstáculo que enfrentan las mujeres en su progreso profesional. 

Obstáculos significativos para las mujeres en cargos directivos

Una de las barreras más tradicionales es la expectativa de disponibilidad total e incondicional en el trabajo. Tanto en países de ingresos altos como en aquellos de menos recursos, las mujeres continúan asumiendo la mayoría de las responsabilidades domésticas y de cuidado, incluso cuando tienen empleos a tiempo completo. Muchas empresas exigen que sus empleados estén disponibles de manera permanente, lo que significa que estén dispuestos a trabajar horas extras en algunos casos.

Esta situación coloca a las mujeres en desventaja a la hora de competir con sus colegas masculinos y ascender en su carrera profesional, ya que deben equilibrar sus responsabilidades familiares con sus prioridades laborales. 

Conclusiones

Alcanzar la equidad de género en los puestos directivos va más allá de romper el techo de cristal. Requiere abordar las barreras adicionales que las mujeres enfrentan diariamente, como las expectativas de disponibilidad total e incondicional.Las empresas deben promover entornos de trabajo flexibles y apoyar políticas de conciliación laboral y familiar para permitir más mujeres en puestos directivos. Al hacerlo, no solo se logrará una mayor justicia e igualdad, sino que también se aprovechará todo el potencial y los beneficios que aporta la diversidad de género en el liderazgo empresarial.

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